En sus cabales, Antonio Brown es uno de los talentos más envidiables de la NFL, un jugador que cualquier equipo quisiera tener. El problema es que hace tiempo Antonio Brown no está en sus cabales y, por ende, tampoco en un roster de la liga.
Ahora, tendrán que pasar al menos otros ocho juegos antes de que el explosivo jugador —en toda la extensión de la palabra— vuelva a pisar un emparrillado.
La tarde del viernes y después de más de un año de investigación a diversos episodios extradeportivos, la NFL finalmente le impuso una sanción de ocho encuentros al exreceptor de Steelers, Raiders y Patriots.
El castigo, de acuerdo a reportes de ProFootballTalk, comprenden dos de los tres incidentes bajo investigación de la liga: Acoso telefónico a una mujer que señaló a Brown por agresión sexual, y una demanda penal por agresión en contra de un conductor de mudanzas en un caso en el que no disputó los cargos. La Liga aún podría añadir algún tipo de sanción una vez que se resuelva una demanda civil por violación.
A pesar de que Brown no ha sido parte de algún equipo de la NFL desde la semana dos de la temporada pasada, cuando se enfundó en su único encuentro con los Patriots, el jugador no recibirá ningún tipo de crédito por su ausencia y el castigo iniciará a partir de la semana 1 de la siguiente campaña, con o sin contrato de por medio.
Brown, quien en el poco más de un año desde que detonó su salida de Pittsburgh y dio sus primeros indicios de comportamiento inusual, ha anunciado su retiro de la NFL en varios mensajes en redes sociales. Pese a todo ello, finalmente obtuvo su más reciente deseo.
Hace apenas un par de semanas, Brown recurrió a Instagram para exigirle a la Liga que acelerara su caso y emitiera una decisión definitiva que le permitiera, a él y a cualquier equipo interesado en sus servicios, tener un panorama mucho más claro de su situación en el futuro inmediato.
A pesar de que ha persistido un interés de diversos equipos —Seattle y Baltimore entre los más sonados— todos ellos se abstuvieron de firmarlo, sabedores de que, al momento de estampar rúbricas, la liga lo colocaría en la lista de exención del comisionado de forma indefinida. Ahora, cualquier equipo que decida arrojar los dados con la esperanza de tener al buen Antonio y no a su versión bizarra, ya tiene certeza de cuando podría pisar el campo.
Apenas hace unos días, Lamar Jackson y los Baltimore Ravens hablaron abiertamente de un interés en Brown, pero con la cautela de, en palabras del coach John Harbaugh, no saber "siquiera si está disponible para ser firmado". Ahora lo saben.
Que la suspensión, y el cumplimiento de sus términos, se materialicen en un contrato, está por verse. Por lo pronto, Brown y la liga le han dado cierre a un oscuro capítulo, pero está lejos de ser el final de la tumultuosa historia de Antonio Brown.