La mejor palabra para definir a Myles Garrett sería explosivo. Ya sea por su carácter o por la manera en que sale de la línea defensiva para causar estrago en el equipo rival e infundir terror en el quarterback.
Los Cleveland Browns quieren contar con esa explosividad por muchos años más y ya han iniciado negociaciones a largo plazo a pesar de que el egresado de Texas A&M aún tiene un par de años vigentes en su contrato actual, reportó el viernes ESPN.
En tres años en la NFL, Garrett ha demostrado estar a la altura de las expectativas que lo acompañaron cuando se convirtió en la primera selección global en el Draft de 2017. Acumula 30.5 sacks en apenas 37 juegos en la liga, así como 104 tacleadas, seis fumbles forzados y cuatro pases defendidos. En otras palabras, es el paquete completo.
Pero ese paquete también incluye una enorme mancha. Una grotesca bronca el año pasado en la que le arrebató su propio casco al quarterback de Pittsburgh Mason Rudolph y lo utilizó para golpearlo en la cabeza, un incidente que le costó una suspensión de seis juegos. Por si fuera poco, más tarde acusó —sin fundamentos—a Rudolph de proferir un insulto racial. Esos fueron dos golpes, uno a su cabeza y otro a su imagen.
Cleveland confía plenamente en que Garrett aprendió del incidente y se convierta en parte fundamental del proyecto a corto y mediano plazo que busca cambiarle la cara a una de las peores organizaciones de la NFL desde que la franquicia volvió a la liga en 1999. Con varios jugadores jóvenes en espera de sus respectivas extensiones, entre ellos el quarterback Baker Mayfield, el cornerback Denzel Ward y el running back Nick Chubb, lo más lógico para los Brown es impedir que el precio de Garrett se dispare en la agencia libre.
Incluso dos años antes de su llegada programada a la agencia libre, lo más probable es que los Browns tengan que desembolsar una fuerte suma por Garrett, considerando su edad y rendimiento. Eso podría colocarlo en la conversación por estar entre los mejores pagados de la posición junto a Khalil Mack (23.5 millones anuales), DeMarcus Lawrence (21 millones) y Frank Clark (20.8).
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