Cuando los dueños de equipos acordaron en marzo pasado sumar un juego de temporada regular al calendario y utilizaron un duelo de pretemporada como ficha de cambio, lo hicieron pensando únicamente en el dinero.
Más juegos equivalen a más ingresos, sin importar el desgaste físico de sus empleados encargados de montar el espectáculo. Después de todo, la pretemporada no genera ingresos y es poco más que un entrenamiento glorificado.
Para los Pittsburgh Steelers, sin embargo, la pretemporada tiene un significado mucho mayor este año. Y tienen suerte de ser uno de dos equipos ─Dallas siendo el otro, por supuesto─ que conserva sus cuatro juegos de preparación este año, comenzando con el juego del Salón de la Fama del jueves por la noche en Canton.
Si pretenden sintonizar el encuentro para ver, aunque sea algunos minutos, a Ben Roethlisberger, Dak Prescott, Amari Cooper, DeMarcus Lawrence o T.J. Watt, lo más recomendable sería ver un partido grabado. Esto no sucederá el jueves por la noche. Lo que sí podrán ver es un juego en el que Pittsburgh, en particular, comienza a dilucidar su futuro.
Mason Rudolph será titular ante Dallas y será reemplazado en algún punto por la nueva adquisición de Pittsburgh, Dwayne Haskins. Si los Steelers tienen suerte, ninguno de ellos tendría porque pisar el emparrillado durante la temporada regular 2021. Pero ¿qué tal en 2022?
En 2019 cuando "Big Ben" se lesionó el codo en la semana 2 y se perdió el resto del calendario, Pittsburgh no solo desperdició un año fenomenal de su defensiva, sino que se dio cuenta de que Roethlisberger, ahora de 39 años, no sería eterno.
Rudolph tomó su lugar y lo hizo con más pena que gloria. Trajeron a Haskins, un desecho de Washington y finalista del Heisman, para ver si podían sacar lo mejor de alguno de los dos. No es ningún capricho, es una necesidad.
Con un año más de desgaste en uno de los cuerpos más golpeados de la historia de la posición y una línea ofensiva con cuatro de cinco elementos nuevos, Ben Roethlisberger juega sin garantía alguna por el resto de su carrera. Lo más conveniente para el coach Mike Tomlin, la familia Rooney y la gerencia de Dan Colbert es ganarle tiempo al tiempo.
Cuatro juegos de pretemporada les dan la posibilidad de saber si tienen algo que valga la pena rescatar de Rudolph o de Haskins para el futuro a corto o mediano plazo. Los números de ambos dicen que sería mejor tener un plan C.
En sus nueve inicios en la NFL, Rudolph tiene cinco triunfos, 15 pases de touchdown, 10 intercepciones, poco menos de 200 yardas aéreas en promedio por encuentro y una abolladura en la cabeza cortesía de Myles Garrett. Lejos de ser un heredero digno del puesto de Roethlisberger.
Sin embargo, incluso esos números grises toman un poco de brillo cuando se les compara con los de Haskins, quien en 13 inicios tiene apenas 3 victorias, 12 touchdowns y 14 intercepciones.
Pittsburgh no tiene muchas opciones, pero al menos tiene un poco más de tiempo. Una vez que los partidos comiencen a contar, no tendrá ese lujo.
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