Hay dos formas de construir un equipo contendiente en la NFL. La primera es mediante un largo y tortuoso proceso que involucra al draft, el coach adecuado y un poco de fortuna para que todo cuaje en el momento preciso. La segunda es tomar un equipo mediocre y sumarle al quarterback más laureado de la historia con la esperanza de dejar atrás más de una década de pobres resultados.
Sí. Los Bucs tomaron la vía rápida y ahora solo hay dos opciones: Super Bowl o fracaso.
Tom Brady llegó este año, con sus 43 años, a la costa del Golfo de Florida para ocupar el lugar de un Jameis Winston que en cuatro años nunca pudo consolidarse como la primera selección global del Draft que fue y, en su lugar, terminó su carrera en Tampa Bay haciendo historia, y no de la buena: 33 pases de touchdown y 30 intercepciones.
Para un equipo que finalizó 2019 con marca de 7-9 —incluyendo cuatro derrotas por seis puntos o menos— el cambio radical detrás del centro debería ser suficiente para dar el salto a la trascendencia. Pero eso no basta. Con la llegada de Brady, LeSean McCoy y Rob Gronkowski, para sumarse Mike Evans, Chris Godwin y O.J. Howard, los Bucs están pensando en un lugar que no han visitado desde 2002, es decir el Super Bowl que, coincidentemente o no, se jugaría en Tampa Bay.
Sumar a un quarterback con seis sortijas de Super Bowl en su alhajero y combinarlo con una de las grandes mentes ofensivas del juego es suficiente para que todo el mundo se enfoque en la ofensiva de Tampa Bay, convirtiéndola en el eje de las grandes expectativas que acompañan este año al equipo. Pero su defensiva es igualmente talentosa.
La campaña anterior fueron la mejor de la liga contra la carrera, gracias en parte a la presencia de mastodontes como Vita Vea y Ndamukong Suh copando la línea de scrimmage. Si bien fueron antepenúltimos de toda la NFL en defender el pase, tienen en sus filas al líder en sacks de la liga Shaquil Barrett (19.5) y una unidad que, en general, fue la quinta mejor con 28 robos de balón.
Simplemente para los Bucs fue imposible mantenerse competitivos con una ofensiva que regaló 41 balones —incluyendo al menos cuatro en seis juegos. Ahí es donde entra Brady.
Con todo el talento en la ofensiva de Tampa Bay, Brady no tiene que ser perfecto (aunque generalmente lo sea), con que mantenga intacta una de sus principales virtudes, la de reducir al mínimo los errores, ya le brinda a los Bucs algo que no han tenido en mucho tiempo: Esperanza.
Pero no todo es positivo en Tampa Bay. Por un lado, Arians tendrá que hacer uno de sus mejores trabajos para compaginar todas las piezas nuevas de su ataque, algo que se complica por la falta de programa de pretemporada y juegos de preparación cortesía del enemigo número uno, la pandemia. Y por el otro, con un quarterback de 43 años, la ventana de campeonato se reduce día con día.
Para los Buccaneers solo hay una opción: Ganar y ganar ahora.
Tampa Bay Buccaneers
División NFC Sur
Récord en 2019: 7-9
Estadio: Raymond James Stadium
Títulos de Super Bowl: 3 (XVII, XXII y XXVI)
Head Coach: Bruce Arians
Coordinador ofensivo: Byron Leftwich
Coordinador defensivo: Todd Bowles
Movimientos
Altas:
QB -- Tom Brady
TE -- Rob Gronkowski
RB -- LeSean McCoy
Bajas:
QB -- Jameis Winston
WR -- Breshad Perriman
RB -- Peyton Barber
Jugador a Seguir
Tom Brady
Luego de una eliminación prematura en playoffs, se creó la falsa percepción de que Tom Brady tuvo un año a la baja en su última temporada en Tampa Bay. No es cierto, pero con 43 años recién cumplidos sólo es cuestión de tiempo para que eso suceda. La temporada pasada Brady pasó para más de 4,000 yardas y 24 touchdowns con un grupo de receptores mediocres, y el mundo de la NFL saliva por ver lo que puede hacer con tres miembros de Pro Bowl en su arsenal como Mike Evans, Chris Godwin y Rob Gronkowski. Si Brady sigue siendo Brady, el cielo es el límite.
LeyendAS
John Lynch
Antes de ser el arquitecto de una defensiva de Super Bowl en el palco de San Francisco, John Lynch era parte fundamental de otra defensiva de Super Bowl, como el feroz safety de los Bucs. Durante una carrera de 14 temporadas, 11 de ellas en Tampa, Lynch se convirtió en el prototipo del safety ideal: Inteligente, rápido, agresivo, intimidante y longevo. Fue nominado cinco veces al Pro Bowl en Tampa Bay y otras cuatro en sus cuatro temporadas en Denver, fue designado All-Pro en dos ocasiones y culminó su carrera con 26 intercepciones, 13 sacks e innumerables pesadillas protagonizadas para todo aquel que se atreviera a atravesar el centro del campo que compartió con los Bucs con defensivos de la talla de Derrick Brooks, Warren Sapp y Ronde Barber.
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