A los Jets nada les sale bien. A eso se han acostumbrado desde hace más de una década, pero en 2020 parecen haberse superado a sí mismos.
Su mejor jugador, Jamal Adams, forzó un cambio al otro lado del país inconforme con su contrato y el rumbo del equipo. Su segundo mejor defensivo, C.J. Mosley, optó por no jugar la temporada por las inquietudes relacionadas con la pandemia. El dueño Woody Johnson, embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña, es investigado por comentarios racistas y sexistas. Su quarterback no da señales de progreso. Ah, y el coach Adam Gase no parece tener muchos simpatizantes dentro del equipo.
Y eso que aún no juegan un solo partido.
Dentro del emparrillado, el panorama no luce mucho mejor para un equipo que se enfila a cumplir una década sin alcanzar la postemporada y más de medio siglo sin un campeonato. El título, con toda certeza no llegará en 2020, y un puesto en los playoffs, tampoco.
Gase, en su segunda temporada en la cabina de piloto de los Jets, llegó al equipo con la reputación de ser una mente ofensiva. Pero lo ofensivo fue lo que mostró su ataque en el primer año. Fueron últimos de la liga en yardas, penúltimos por la vía terrestre y número 29 por aire.
Son tantos y tantos problemas que luce imposible enmendarlos todos de un solo golpe. El quarterback Sam Darnold apenas ha dado chispazos de ser digno de una tercera selección global en un draft que incluyó a nombres como Josh Allen, Baker Mayfield y, desde luego, Lamar Jackson. El running back Le'Veon Bell pasó de ser una de las armas más versátiles de la liga a las sombras de la intrascendencia en su primer año en el equipo y el cuerpo de receptores perdió a uno de sus principales contribuyentes en Robby Anderson.
Y la defensiva no luce mucho mejor. De hecho, luce bastante peor.
Adams, un safety All-Pro y selección de primera ronda en 2017, emigró a Seattle cansado de sus disputas contractuales y su relación con Gase. Mosley habrá jugado apenas dos encuentros en las dos primeras temporadas de su contrato por cinco años y 85 millones de dólares, y súbitamente un equipo que ocasionalmente hacía el trabajo en el costado defensivo, se quedó desarmado.
Los Jets dieron muestras de esperanza en la segunda mitad de la temporada anterior, cuando ganaron seis de ocho encuentros, incluyendo tres consecutivos en los que anotaron 34 puntos (Giants, Redskins y Raiders), pero también son un equipo que anotó 16 puntos o menos en más de la mitad de sus juegos y que permitió al menos 23 en ocho cotejos.
Los Jets están volando a ciegas. Pero eso no es algo nuevo en un equipo que tiene apenas una temporada ganadora en los últimos nueve años.
New York Jets
AFC Este
Récord en 2019: 7-9
Estadio: MetLife Stadium
Títulos de Super Bowl: 1 (III)
Head Coach: Adam Gase
Coordinador ofensivo: Dowell Loggains
Coordinador defensivo: Gregg Williams
Movimientos
Altas:
RB ─ Frank Gore
LB ─ Patrick Onwuasor
QB ─ Joe Flacco
Bajas:
SS ─ Jamal Adams
WR ─ Robby Anderson
OT ─ Kelvin Beachum
Jugador a Seguir
Sam Darnold
De cara a su tercera temporada en la NFL, Darnold no solo enfrenta la presión que siempre acompaña a una tercera selección global, sino también al hecho de que es uno de los pasadores de su generación que más se ha rezagado. El egresado de USC ha mostrado talento a cuentagotas, con marca de 11-15 como titular, 36 pases de touchdown y 28 intercepciones. La campaña anterior, en la que se perdió tres juegos por un cuadro de mononucleosis, Darnold comandó al peor ataque en yardas de la liga y al 29no por la vía aérea y los Jets necesitan más de él.
LeyendAS
Mark Gastineau
Antes de Lawrence Taylor, Bruce Smith o Reggie White, el título del jugador más temido por los quarterbacks en la primera parte de la década de 1980 pertenecía a Mark Gastineau, sólo que los libros de historia no le hacen justicia. Gastineau encabezó la NFL en sacks en dos ocasiones, 1983 (19) y 1984 (22), pero antes de que la estadística se volviera oficial en 1982, el egresado de Arizona State tuvo campañas de 11.5 capturas en 1980 y de 20 en 1981. Sí, Gastineau era un tipo de cuidado y responsable en buena parte del éxito relativo de los Jets, que llegaron hasta la final de conferencia en 1982. Una vez concluidos sus años en los emparrillados, su vida ha dado varios giros drásticos, desde un tiempo en prisión por violencia doméstica y una conversión al cristianismo, hasta su lucha actual contra la demencia y el Alzheimer.
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