Raheem Mostert enfrentaba un dilema poco envidiable: Optar por no jugar la temporada 2020 y dejar de percibir más de tres millones de dólares o dejar de pasar tiempo con su familia.
Para un padre responsable, la respuesta fue obvia para el running back de los San Francisco 49ers. Incluso si eso significa hacer grandes sacrificios.
"En nuestra situación actual, (mi esposa) ya está en Cleveland con la familia, igual que mi hijo de 13 meses y estamos esperando el nacimiento de nuestro segundo hijo para septiembre", declaró en una video conferencia.
Eso significa que Mostert, quien decidió permanecer en aislamiento voluntario durante la pandemia para no poner en riesgo la salud de su familia, no estará presente para el nacimiento de su segundo hijo. Pero es el precio que debe de pagar para poder brindarles seguridad financiera, después de todo acaba de renegociar su contrato con San Francisco después de pedir un cambio de equipo.
"Tuvimos largas y extensas discusiones, pero sabes que ella entiende la importancia de que esté aquí y pueda proveer para la familia. Todas esas cosas buenas", comentó.
No es una decisión fácil, en especial con un bebé de brazos y otro en camino. Mostert, quien para la próxima temporada se perfila como el titular indiscutible en el backfield de San Francisco es un hombre de familia, pero también es un competidor y sabe que los 49ers tienen cuentas pendientes luego de dejar escapar una ventaja de 10 puntos en el cuarto periodo del pasado Super Bowl.
La única manera de saldar las cuentas es volver al emparrillado, y Mostert tiene la fortuna de contar con el apoyo de todos a su alrededor. Por un lado, San Francisco renegoció su contrato para darle la oportunidad de duplicar ─mediante incentivos─ su salario de 2.8 millones de dólares la próxima campaña. Por el otro, su esposa y él parecen estar en sintonía y coinciden que lo mejor para la familia es que se presente a jugar.
"Hemos tenido noches en las que hemos llorado juntos, especialmente poco antes de que viniera, hablando de cómo vamos a manejar todo esto", comentó. "Le dije: 'No quiero que siquiera vengan a California. No quiero que se infecten, no quiero que mi hijo de un año ni el que está por llegar se infecten'. Pudimos platicarlo y por eso estoy aquí. Ella lo entiende".
Ahora, le corresponde a Mostert demostrar en el emparrillado que todo ese sacrificio valió la pena.
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